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Nº32 – Marmitas de Gigante Bohonal

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LOCALIZACIÓN Y ACCESIBILIDAD

Este geositio está situado en el límite norte del Geoparque, sobre el profundo encajamiento del río Ibor en las cercanías de su desembocadura en el río Tajo.

Se accede muy bien por la carretera CC-19 que une Bohonal de Ibor con Mesas de Ibor, justo debajo de los tres puentes de Las Veredas allí construidos en distintas etapas históricas aprovechando el estrechamiento del cauce, a unos 3 km de Bohonal.

ATRACTIVOS DE LA VISITA

Observaremos uno de los lugares más espectaculares del valle del río Ibor, un profundo desfiladero precisamente en el tramo donde se encuentran las “marmitas de gigante”, excavadas directamente en las rocas graníticas del cauce.

Hasta las marmitas llega el curso medio del río Ibor antes de encajarse para desembocar en el Tajo. Desde antiguo, se ha aprovechado este curso para la construcción de varios molinos fluviales, uno de los cuales se encuentra aquí, pudiendo observarse tanto su fábrica como todas las ingenierías anejas: azud y canal usados para desviar el agua hacia la muela del molino. Paisajísticamente, el viejo puente mesteño, marmitas, molino, agua y vegetación, forman un conjunto estético muy agradable, aprovechado sobre todo en verano como lugar de ocio y baño.

El encajamiento fluvial ha protegido el bosque ripario, encontrándose ejemplares jóvenes y adultos de alisos, chopos y sauces, acompañados en la ladera por arces de Montpelier y almeces que comparten el espacio con otras plantas arbustivas, como escaramujos que buscan igualmente la presencia de suelos frescos y húmedos.

INTERPRETACIÓN GEOLÓGICA

El geositio se encuentra unos 200 metros aguas abajo del viejo puente mesteño y explica muy bien uno de los fenómenos producidos por la erosión fluvial en las duras rocas que se encuentran en el cauce de los ríos.

Se trata de las llamadas “marmitas de gigante”, una expresión que, aunque tenga ese matiz fantasioso, es un término geológico que alude a grandes concavidades, casi esféricas, originadas por la capacidad erosiva de las aguas fluviales favorecida por las discontinuidades del lecho y por el material sólido que arrastran durante su tránsito por zonas rocosas. Localmente reciben el nombre de “pilones” o “pilancones”.

Se forman en los cauces de los ríos por la acción giratoria de cantos rodados muy duros cuando, arrastrados por la corriente, caen en alguna pequeña depresión o concavidad en el fondo del cauce. Al girar, por el movimiento de las aguas, los duros fragmentos rocosos dentro de esas concavidades, éstas se van redondeando, al mismo tiempo que sus paredes se agrandan en anchura y en profundidad formando las “marmitas de gigante”.

La dureza de los fragmentos tiene que ser similar o mayor que la de las rocas en las cuales se forma la concavidad. En este geositio se trata de los cantos rodados de cuarcitas transportados por el río Ibor, y las rocas donde se forman las cavidades son granitos porfídicos (granitos con grandes cristales de feldespato ortosa) muy fracturados por diaclasas ortogonales (fracturas horizontales y verticales). Los lugares de intersección de estas fracturas pueden constituir los huecos que favorezcan el inicio de las futuras “marmitas de gigante”. Se trata, por tanto, de un buen ejemplo de erosión fluvial intensiva originada por remolinos, pero también hay cierta influencia tectónica (con presencia de diaclasas) en su morfología y en su distribución a lo largo del cauce.