02-LAS PINTURAS ESQUEMÁTICAS Y LOS GRABADOS RUPESTRES

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La zona englobada en el Geoparque Mundial de la UNESCO Villuercas-Ibores-Jara alberga una importante representación del denominado arte esquemático ibérico, cuya antigüedad se remonta a unos cuatro mil años. Hasta la fecha se han descrito cuarenta y una estaciones de arte rupestre. Algunas de las más destacadas son la Cueva de la Chiquita o de Álvarez, en Cañamero; el Risquillo de Paulino, en Berzocana o el Cancho del Reloj, en Solana de Cabañas.

En buena parte del territorio que hoy conocemos como Extremadura podemos encontrar la huella que dejaron grabada sobre las paredes de roca nuestros antepasados de hace seis milenios. Con colores ocre y negro, plasmaron un universo simbólico, en el que se mezclan figuras esquemáticas de animales, personas, ídolos… y del que no sabemos prácticamente nada.

Este tipo de manifestación tuvo su desarrollo desde el Neolítico final (IV milenio a.n.e.) hasta la Edad del Bronce, llegando en algunos casos hasta los inicios de la Edad del Hierro (I milenio antes de Cristo). Durante esta época se suceden una serie de transformaciones en la vida de las comunidades humanas y se empieza a dar importancia a la propiedad, control y defensa del territorio y de las rutas. Ello queda patente con la proliferación de poblados fortificados. También en esta época se consolidan aspectos que ya surgieron anteriormente, como la sedentarización o la agricultura, y la metalurgia empieza a jugar un papel importante.

Los abrigos y las cuevas pasan a jugar un papel secundario como refugios temporales o lugares de enterramiento. Es en este contexto en el que aparecen las pinturas y grabados esquemáticos. Se caracterizan por la representación muy estilizada y esquemática de figuras animales, humanas, ancoriformes (en forma de anclas) y simbólicas.

Las pinturas habitualmente son realizadas con óxidos minerales, con colores rojizos -aunque también negros y, excepcionalmente, blancos-. Para pintar se usa la superficie de cuarcita de determinados abrigos localizados en las serranías o sobre la del granito. Posiblemente se utilizaban los propios dedos como pinceles, realizando los trazos más finos con la ayuda de algún trozo de vara o palo.

Por su parte, los grabados son representaciones realizadas mediante piqueteado, incisión o abrasión, sobre la superficie de rocas situadas generalmente junto a ríos o lugares estratégicos de paso. En la zona se han localizado trece ejemplos de este tipo de arte prehistórico. Alguno de los ejemplos más representativos son los del Cancho de Valdecastillo, los de Cañamero o los del Cerro de Santa Catalina, en Alía, estos últimos representando curiosas formas estrelladas