31-EL TEMPLETE MUDÉJAR DE GUADALUPE

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Como protegiendo a una preciada joya, el claustro mudéjar del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe envuelve y custodia uno de los principales tesoros arquitectónicos del Geoparque Mundial de la UNESCO Villuercas-Ibores-Jara. Se trata de un pequeño templo en medio del jardín monacal, representando la más esmerada arquitectura de su época y que hoy constituye uno de los mayores atractivos del conjunto monumental.

Uno de los principales conjuntos arquitectónicos del Real Monasterio de Guadalupe es, sin duda alguna, el claustro mudéjar o de los Milagros, en cuyo centro está el ‘Templete Mudéjar’.

La construcción de este elemento central, considerado como la apoteosis del estilo gótico mudéjar, se llevó a cabo a finales del siglo XIV y principios del XV. Posee muchos paralelismos estéticos con la ermita del Humilladero, situada en el acceso de Guadalupe desde el norte, llegando desde Navalmoral de la Mata. Esto, y el hecho de haberse construido ambas en la misma época, nos sugieren que las dos obras obedecieron a la misma inspiración estética.

Una de las curiosidades de este pequeño templo es la innegable carga de connotaciones islámicas que posee, más allá de las simples reminiscencias, a pesar de tratarse de un elemento religioso cristiano ubicado en el corazón de un santuario de primer orden.
En efecto, en su diseño aparecen algunos elementos de tradición almohade, lo que le otorga su carácter islámico. Por su decoración y materiales recuerda a las torres mudéjares aragonesas. Pero la construcción también posee innegables elementos atribuibles al gótico, dando lugar a lo que numerosos estudiosos consideran el arquetipo perfecto y la obra más representativa del gótico mudéjar. Todo ello nos habla de una época en la que la fusión de estilos y la asimilación de influjos culturales era la norma. Cantería, barro cocido y aplantillado, azulejos y yesos son sus principales materiales constructivos.

Posee una bóveda agallonada (denominada así por sus superficies cóncavas que asemejan gajos de naranja), con ocho paños y otros tantos nervios. La planta del templete es cuadrada, aunque su interior tiene forma hexagonal. Tiene dos alturas. La primera de cantería y la segunda de ladrillo. En cada frente del piso bajo existe un doble arco apuntado separado por parteluz y cobijado por otro mayor que se abre hacia el jardín. La parte superior está rematada por una curiosa sucesión de tres pirámides octogonales superpuestas a modo de escamas. Antaño cobijaba una fuente, pero esta desapareció en el siglo XVIII.